Aravaca, ese pueblo que es Madrid

Aravaca es uno de los enclaves más deseados para vivir en Madrid. Este antiguo municipio del noroeste madrileño, perteneciente desde 1954 al distrito de Moncloa-Aravaca, basa su exclusividad en la tranquilidad que reina en sus calles y urbanizaciones, su amplia oferta de ocio y sus inmejorables comunicaciones, además de en la idoneidad de su emplazamiento, a sólo 8 km del centro de la capital y a un paso de los bosques de Casa de Campo, el Monte de El Pardo y de la sierra madrileña. La calidad de sus colegios, hospitales, zonas verdes y seguridad redondean la propuesta aravaqueña y hacen que este otrora caserío, dedicado a la ganadería y la agricultura, sea actualmente la zona residencial por excelencia de la gran ciudad.

Todos estos argumentos, que se resumen en la posibilidad de disfrutar de las idílicas ventajas de vivir en un entorno completamente natural, pero sin despegarse de la gran urbe, han sido reconocidos por los madrileños y han convertido a Aravaca en un lugar de ensueño para establecer un hogar.

 Las ventajas del campo y de la urbe, reunidas

Además, este envidiable espíritu rural también se refuerza con su característico urbanismo horizontal, con múltiples urbanizaciones cerradas de chalés y con edificios nunca por encima de las cuatro plantas. Y es que, indudablemente, toda la riqueza natural y las ventajas medioambientales de este enclave madrileño quedarían empañadas si sus construcciones no aprovecharan las características de este privilegiado entorno y las reunieran hasta conseguir la receta perfecta para conseguir un hogar excepcional.

Así, los arquitectos, paisajistas y diseñadores de interiores de Single Home -responsable de la promoción Jardín de Aravaca- han conseguido impregnar sus creaciones con el alma de este enclave hasta en los más mínimos detalles, amplificando sus ventajas con ingenio, gusto y los materiales más exclusivos, hasta conseguir un resultado óptimo capaz de seducir a los más exigentes. Por ejemplo, para adaptarse a la orografía natural del terreno e integrar sus casas en el paisaje, los muros de contención se han resuelto con un hormigón tratado especialmente para quedar a la vista. Con esta solución, no sólo han conseguido que estos muros cumplan la función resistente que se les encomienda, sino que, además, contribuyen a mejorar la estética del conjunto como un elemento decorativo más.

Además, para el vallado del Jardín de Aravaca se han utilizado elementos metálicos ligeros, que han conseguido no obstruir las vistas ni crear el efecto jaula. En las zonas de acceso, se han utilizado las tradicionales cancelas y portones de hierro, eso sí, dotados de los elementos de automatización necesarios para proporcionar un fácil manejo.

Esencia aravaqueña

Las casas de Single Home han conseguido concentrar la esencia aravaqueña, pegada a la naturaleza, tranquila, segura y con todas las modernas ventajas de la gran ciudad, en sus exteriores e interiores. El perfecto aislamiento térmico y acústico de fachadas, cubiertas, tabiques de separación entre viviendas y divisiones interiores maximizan la personalidad independiente, ordenada y al margen del bullicio capitalino de este enclave.

Por otra parte, sus ventajas medioambientales, con la naturaleza al alcance de la mano, se reflejan en los amplios espacios de sus terrazas y porches, acabados con piezas de piedra natural, y en sus jardines y piscinas, realizados por los mejores paisajistas nacionales. Estos artistas han conseguido llevar la naturaleza hasta la puerta de casa, cuidando hasta el máximo detalle estas amplias zonas verdes de formas suaves y orgánicas con elementos de vegetación autóctona y grandes árboles.

Además, las viviendas disponen de sistemas de captación, almacenaje y utilización de energía solar de baja temperatura, gracias a lo que pueden cubrir una parte de las necesidades energéticas derivadas de la demanda de agua caliente sanitaria, y obtener así una reducción automática de las emisiones de sustancias nocivas, reduciendo el consumo energético. De este modo, Single Home no sólo reconoce y rinde homenaje a la singularidad medioambiental de Aravaca, sino que nos ofrece a todos la posibilidad de cuidarla y asegurarnos de que siga estando a disposición de los madrileños del futuro.